Aprovechar el tiempo en esta pandemia:
El actual confinamiento para frenar el impacto del COVID-19 nos obliga a mirar hacia dentro, a recuperar la filosofía y la reflexión calmada como herramientas para adaptarnos a nuestra nueva rutina.
Tenemos la oportunidad perfecta para practicar esa conexión interna con nuestras emociones, necesidades y sueños que suelen quedar apartados en la vorágine de la rutina cotidiana. Para inspirarnos a pensar en cómo podemos reconciliarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno.
En una pandemia que parece ser, ante todo, una crisis sanitaria y económica ¿Cuál es el aporte de la filosofía?
En nuestra opinión, y si me permite una analogía, el papel de la filosofía se reduce a arrojar luz conceptual sobre problemática centrales de la existencia. Y eso es justamente lo que puede hacer en esta crisis. Piense en las problemáticas éticas. Hablamos de salvar vidas ¿pero a que costes? Hablamos de no hacer peligrar la economía y el bienestar ¿pero que entendemos por bienestar? ¿Y cómo resolvemos situaciones en que “salvar vidas” y “bienestar” se oponen? ¿Y cómo evaluamos las metodologías económicas muy utilizadas para valorizar vidas, tales como el capital humano, las preferencias reveladas o la evaluación contingente? ¿Y que pasa con la oposición entre libertad y seguridad? Ninguna de estas preguntas, centrales para la crisis hoy, se puede responder sin adoptar una perspectiva filosófica. Ninguna. En el mundo de las políticas públicas es corriente o suponer que las cuestiones éticas son evidentes, o qué se trata sólo de cuestiones técnicas. Pero esas suposiciones son incorrectas. Hay que resistir a los dogmáticos y a los burócratas. Y eso sólo se puede hacer asumiendo una perspectiva filosófica.
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